LIDERAZGO SERVIDOR
El Liderazgo Servidor fue acuñado por Robert Greenleaf en los
años setenta e inspirado en Lao Tzu
(China), Chanakya (India) y Jesús de Nazareth. Este tipo de liderazgo nos
invita a lograr que los dirigentes de cualquier organización o equipo sean
primero servidores de sus supervisados y sean capaces de influir en sus mentes,
corazones, cuerpos y espíritus, creando una conexión muy sólida, de gran
empatía y ética relacional. Greenleaf lo define como el deseo natural de servir
primero y liderar después, como una consecuencia del servicio al otro; es
descrito esencialmente como una manera personal de dirigir, sirviendo a sus
seguidores, que tiene el potencial para crear un cambio positivo. Así, vemos
como un estudio del 2005 de la Universidad de Gonzaga encontró que
compañías como Starbucks se benefician al inspirar este tipo de
liderazgo centrado en la figura del individuo como parte fundamental de la
empresa.
Ahora bien, Robert Greenleaf, en sus escritos establece que
este tipo de líder es un
servidor que centra su atención en el desarrollo del potencial de las personas
que integran el equipo de trabajo y tiene algunas características fundamentales,
a saber:
El líder es el primero entre
iguales. Esto es, no se considera por encima de los demás sino que concibe a
quienes lidera como compañeros a quienes enseña y de quienes aprende y por
tanto no cree que siendo el líder lo hace mejor que ellos.
Es un facilitador para la
formación de equipos efectivos. Se enfoca en los talentos y
fortalezas de sus seguidores, y cuando es necesario asume el rol de seguidor
dejando que cada quien haga lo que hace bien, esto es, permite que sus
colaboradores brillen por sí mismos.
Usa el liderazgo para el bien de
las personas. Concibe su puesto como un medio para obtener el
bien general y no como un fin de beneficio personal.
Es un escucha activo de sus
seguidores. Se toma el tiempo para
escuchar lo que otros tienen que decir. Generalmente está dispuesto a
escuchar y de hecho se encuentran buscando opiniones e ideas de sus seguidores.
Es capaz de explicar y discutir. De
forma que las metas comunes estén claras o que las ventajas de hacer las cosas
de cierta forma sean más obvias y para conseguirlo utiliza el lenguaje de sus
compañeros. Este tipo de liderazgo es más que un simple estilo para influir, se
trata de toda una forma de vida en la que se busca sacar lo mejor del equipo de
trabajo.
Es flexible, adaptable y abierto
a las mejoras. Si se le convence de que los otros tienen razón,
cordialmente aceptará las diversas opiniones y accederá a esas sugerencias.
Potencializa a sus seguidores. Les
ayuda a realizar cosas que ellos no sabían que podían y esto lo consigue
estableciendo metas que sean viables pero al mismo tiempo desafiantes.
Inspira a otros a servir. Sabe
que no puede hacerlo todo solo, e incluso aunque pudiera, no lo querría, puesto
que desea trabajar con y para los demás, por lo que para lograrlo busca ser
inspiración de los que sirve para que a su vez sirvan a otros.
Así vemos como la
mentalidad del liderazgo es absolutamente distinta de la forma común de pensar.
Según Koestenbaum (1999), el cambio de la última a la primera es una
conversión, una transformación, una superación. La mentalidad del liderazgo, su
mentalidad o inteligencia, constituye una desviación radical de la consciencia
ordinaria habitual. El giro hacia el liderazgo, es un cambio de paradigmas, es
una transformación, es un esclarecimiento, el cual permite al individuo que la
experimenta ampliar las posibilidades, cultivar el potencial humano, el júbilo
de descubrir la libertad, entusiasmo y pensamiento positivo. Todo se conjuga en
una sola cosa: la alegría de la mentalidad del liderazgo.
La filosofía del Líder Servidor,
se encuentra reflejada en la cultura Occidental, el concepto de liderazgo
servicial se puede remontar a Jesús, quien enseñó a sus discípulos: “Sabéis que
los que son tenidos por gobernantes de las naciones se enseñorean de ello, y
sus altas autoridades ejercen potestad sobre ellas. Pero no será así entre
vosotros, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será primero
nuestro servidor. Y el que de vosotros quiera ser el primero, deberá ser siervo
de todos. Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir,
y para dar su vida en rescate de muchos." (Marcos 10:42 - 45), y decía San
Agustín: “Ama y haz lo que quieras; si te callas, calla por amor; si hablas,
habla por amor; si corriges, corrige por amor; si perdonas, perdona por amor;
ten la raíz del amor en el fondo de tu corazón y de esta raíz solo puede salir
lo que es bueno”.
A lo antes expuesto se suma la
visión de Greenleaf (2003), quien aborda el Liderazgo Servicial como una filosofía
altruista que apoya a la gente que elige primero servir, y después, pasar a ser
líder como una manera de ampliar su servicio a los individuos y a las
instituciones. Los Líderes sirvientes pueden, o no, ocupar o tener posiciones
de liderazgo formal. El Liderazgo Servicial anima la colaboración, la
confianza, la previsión, la predisposición a escuchar, el uso ético del poder y
el empoderamiento. Su filosofía se aplica y encaja bien en las organizaciones
sin puestos de trabajo, es un instrumento distinto para una tarea distinta.
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