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sábado, 1 de agosto de 2015

Evolución histórica y Tendencias


EVOLUCIÓN HISTÓRICA Y TENDENCIAS DEL LIDERAZGO EMPRESARIAL EN EL DESARROLLO DE LAS ORGANIZACIONES

 El presente ensayo busca plasmar la evolución histórica y tendencias del liderazgo empresarial en el desarrollo de las organizaciones públicas y privadas en Venezuela, además de destacar las características y cualidades del gerente como líder ante los inevitables cambios organizacionales que suceden a nivel mundial.
En primer lugar, es inexcusable no dar inicio haciendo un recorrido por las diferentes etapas que históricamente han atravesado las organizaciones a nivel mundial. Las organizaciones, como sistemas sociales, son garantes de los efectos de sus decisiones y acciones por lo que deben equilibrar la influencia del entorno con sus responsabilidades, satisfaciendo necesidades sociales al fabricar un producto ó brindar un servicio. Chiavenato (2011) manifiesta que “en el transcurso del siglo XX, las organizaciones pasaron por tres etapas: la  era de la industrialización clásica, la de la industrialización neoclásica y la de la información”. (p.7). 
En la era de la industrialización clásica (1900-1950) se intensifica la industrialización, la estructura organizacional se caracteriza por ser piramidal y centralizada, con una departamentalización funcional y con un modelo burocrático. Se consideraba a las personas como recursos de la producción, conjuntamente con los demás recursos, como maquinarias, herramientas, entre otros. La oficina encargada del personal se le designaba Relaciones Industriales, y el personal era considerado como una extensión de las máquinas, por lo que las decisiones son centralizadas por la dirección y por el establecimiento de normas y reglamentos internos que permiten disciplinar y estandarizar el comportamiento de los miembros de la organización. A pesar de los cambios concebidos en el entorno, el cambio organizacional sucedía lentamente.
La era de la industrialización neoclásica (1950-1990) se inicia en los tiempos de la post guerra mundial, donde las transacciones comerciales se trasladan al ámbito local al regional y al internacional; los cambios son violentos e imprevisibles, se incrementa la competencia entre las organizaciones, las estructuras antiguas se volvieron lentas ante las transformaciones que acontecían en el ambiente externo, por lo tanto se crean nuevas estructuras para innovar y adaptarse al entorno, por lo que la estructura matricial, es una especie de columna para reconfigurar la tradicional organización funcional. Esta nueva estructura trataba de conjugar departamentalización funcional con un esquema lateral de estructura por productos y servicios. Las relaciones industriales pasa a designarse Administración de Recursos Humanos, y a las personas se les ve como recursos vivos. En la cultura organizacional deja de privilegiar las tradiciones antiguas y obsoletas y pasó a concentrarse en el presente, permitiendo que el conservadurismo y el mantenimiento del statu quo dieran paso a la innovación y a nuevas formas de pensar.
La era de la información, empieza este periodo en 1990 hasta la época actual, esta era es denominada la del conocimiento, su primordial particularidad son las transformaciones constantes, imprevisibles e inesperadas. Gracias a la tecnología, existe un continuo intercambio de información, una fluidez y veloz comunicación, la competencia entre las distintas organizaciones se hace más fuerte, la migración de capitales se hace en forma rápida. Los procesos organizacionales cobran una mayor  importancia para enfrentar las amenazas y aprovechar las oportunidades presentes en los ambientes de cambios. Las unidades administrativas cambian constantemente sus funciones, son flexibles y adaptables al entorno, los cargos se definen y refinen adaptándose a las situaciones del momento. La antigua administración de recursos humanos dio lugar a un nuevo enfoque: la Gestión del talento humano, donde las personas dejan de ser simples recursos (humanos) organizacionales, para ser concebidas como seres dotados de inteligencia, personalidad, conocimientos, habilidades, destreza, aspiraciones y percepciones singulares, así las personas, junto con sus conocimientos y habilidades intelectuales, se convierten en la base principal de la nueva organización. El mundo exterior influye bastante en la cultura organizacional que pasa a privilegiar el cambio y la innovación enfocados en el futuro y en el destino de la organización.

Según las etapas de las eras de la organización antes descritas, se evidencia que es difícil establecer una separación entre el comportamiento de las personas y el de las organizaciones; éstas operan a través de las personas que forman parte de ellas, que deciden y actúan en su nombre, así las organizaciones surgen para aprovechar la sinergia de los esfuerzos de diversas personas que trabajan juntas. Los términos fomento del espíritu empresarial al interior de la organización o intraempresariado se utilizan para exponer, por un lado, la capacidad de las personas de tomar y mantener sus empleos y, por el otro, la capacidad de las organizaciones para desarrollar y valerse de las habilidades intelectuales y valores de sus miembros.
De acuerdo a lo anterior, en la mayoría de las ocasiones las organizaciones necesitan de un liderazgo que puedan guiar al talento humano para el logro de las metas establecidas, y en muchas ocasiones es el mismo talento humano quien “escoge” a los líderes, así tenemos los denominados Líderes Informales, quienes independientemente de la delegación formal de autoridad, silenciosamente son seleccionados por los miembros de la organización, de los cuales buscan y aceptan dirección, al respecto menciona Abreu (1998) el líder informal se da “en una relación cara a cara entre dirigente y dirigido, no posee un status formal que lo identifique como tal, pero podría llegar a adquirirlo sobre la base de su prestigio y ascendiente” (p. 70); e igualmente, plantea Crespo (2003) que el líder “…puede surgir espontáneamente del grupo” (p. 225); así vemos que definitivamente, en cualquier grupo, bien sea en el orden familiar, escolar u organizacional, entre otros, siempre va a existir una persona que influye más sobre las otras, de allí que en innegable la existencia del liderazgo como fenómeno social.
En contraposición a este tipo de liderazgo, también se encuentran los Lideres Formales, a quienes se les da el derecho de dirigir  e inspeccionar las actividades de los miembros de la organización. En gran medida, realiza responsabilidades a través de los mecanismos de la estructura organizacional y es reconocido rápidamente por su autoridad y su estatus, al respecto plantea Crespo (ob.cit) “el liderazgo aparece cuando el grupo percibe que el líder posee o controla los medios para satisfacer sus necesidades, por lo que seguirlo supone un beneficio para el grupo…” (p. 225).
No obstante, liderazgo formal o informal,  ambos son importantes y necesarios. Hay que distinguirlos claramente y lograr acuerdos, consensos y trabajo en equipo para desarrollar un excelente liderazgo en la consecución de las metas de la empresa u organización.
Ahora bien, considerando las diversas etapas por las que han atravesado las organizaciones, surge una pregunta ¿cómo ha evolucionado el liderazgo, tanto formal como informal, en las organizaciones públicas y privadas venezolanas?, la repuesta a la misma, puede derivar del estudio especifico de algunos autores a lo largo de nuestra historia, y es que difícilmente se puede realizar un estudio basado en estudios e informes oficiales debido a la inexistencia de estos.
En Venezuela, la llegada de las transnacionales petroleras al país permitió el traslado de sus operaciones de negocio, además de un conjunto de prácticas gerenciales, observándose un liderazgo que consideraba al talento humano con una relativa importancia.
 Así, durante la década de los años sesenta, es cuando surgen las técnicas más sofisticadas en la gerencia de personal, esto emparentado a la planificación del entrenamiento y desarrollo del personal. La industria local se expande alrededor de los grandes polos de desarrollo en diversas regiones, que requirieron de mano de obra calificada. La jefatura de personal pasó de, supervisión por parte de los “jefes” a asignaciones de trabajos, control de llegadas y salidas, hasta calidad de desempeño del personal; el perfil de los encargados de manejar el personal, se asociaba a la imagen del “policía”; alguien que ejecutaba funciones de fiscalización. Si bien, este modelo parece muy lejano, todavía se encuentran organizaciones en las cuales la unidad de recursos humanos concentra sus esfuerzos en la “vigilancia” de personal.
Según lo señalado en el contexto anterior, se ven solo indicios de incluir en las organizaciones venezolanas, las condiciones y características de la era de industrialización neoclásica, en la cual el mundo ya estaba inmerso; y no es sino a finales de los años setenta, cuando aparecen los primeros profesionales universitarios como figuras de líderes, y se empieza a cambiar el estereotipo de “policía” que había predominado en años anteriores.
En este sentido, con la evolución, consolidación e importación de modelos gerenciales, los nuevos esquemas de planificación y la división funcional de las organizaciones, va germinando un liderazgo estructural y científico. De acuerdo a Casimiro (2007) citado por García (2008) señala:
“ante esta realidad, la mentalidad de los grandes empresarios venezolanos conciben que: administración de personal no es otra cosa que decidir acerca del conjunto de normas y reglas prácticas que tratan cómo dirigir y organizar al hombre en su trabajo y que las actitudes hacia las personas son más importantes para la eficiencia y la productividad que los propios factores materiales…” (p. 148).

A partir de allí el liderazgo empieza a tomar un ligero protagonismo dentro de las organizaciones, pues se concibe la idea de que es el líder quien debe guiar, motivar al talento humano en pro de alcanzar las metas organizacionales a través de nuevas herramientas gerenciales emergentes para aquel entonces.
Al respecto, plantea García (2008),
“en la década de los años setenta, es cuando se formalizan los procesos de la administración de personas, se puede decir entonces, que la administración de recursos humanos de Venezuela ha alcanzado su estado actual de Gerencia, después de muchos años de progreso, la cual supone un desarrollo evolutivo tardío” (p. 149).


Se considera que los años setenta fueron los períodos para el arranque de diferentes modelos donde el talento humano se tendría como objetivo principal, propio de la era de la industrialización neoclásica, mientras que la década de los ochenta se le atribuye por completo un modelo científico, delineado y estructurado donde el interés se focaliza más en el trabajador como persona y su relación con la organización; donde la gerencia de ese talento humano es el  “factor estratégico futuro”, la “nueva arma competitiva” e identificando aspectos relacionados con ésta, como la productividad, la cultura organizacional o la filosofía gerencial, como los factores determinantes para el éxito de una organización.
La década de los noventa, promueve el debate sobre el carácter estratégico de la gestión de la gente, iniciado en el mundo desarrollado desde mediados de los años ochenta, así los cambios en el entorno nacional e internacional, forzaron a las organizaciones venezolanas a reconsiderar a la gerencia y el liderazgo. Por lo que, tradicionalmente se habían concedido a los gerentes funciones de planificación, control, supervisión entre otras de esta índole, en tanto que a los líderes se le atribuyen las de incentivar la participación, la motivación, el dialogó, el respeto, entre otras, no obstante estas diferencias también están siendo superadas en la práctica ya que se ha formado un proceso creciente de integración entre el gerente y el líder, a través del desarrollo de habilidades, conocimientos y la experiencia adquirida por quien ejerce una función formal de responsabilidad jerárquica.
Ante lo anterior expuesto, debido a los avances tecnológicos que caracterizan la era del conocimiento, la nueva economía y las nuevas revoluciones científicas tecnológicas surgen enfoques administrados hacia la excelencia, calidad total y el kaisen que producen un impacto bien importante en la función del líder organizacional, y donde no solamente es el líder formal sino aquel que surge en forma espontanea ante el grupo.
Ahora bien, en esta actual era del conocimiento, la prontitud en que se originan los cambios, en principio puede crear una gran incertidumbre y desajuste, sin embargo, esta misma situación puede generar en una gran oportunidad para quienes los confrontan y convierten en mejoras adecuadas para la organización. Al respecto, es significativo tomar en cuenta que los líderes, encargados de guiar a las personas o grupos de ellas, les corresponden posesionarse de una visión positiva ante estos cambios para poder comunicarlas y lograr el objetivo planteado en favor de todos.
Ante lo expuesto en los párrafos anteriores, es necesario destacar que el liderazgo venezolano debe adaptarse a nuevos cambios que demandan los actuales escenarios, no aferrarse a modelos tradicionales que sitúen en riesgo a la supervivencia de las organizaciones que lideran, igualmente debe fomentar la visión futurista e innovadora que vaya más allá de los objetivos y metas que se plantea, debe ir a la vanguardia de los cambios políticos, tecnológicos, económicos, sociales, entre otros.
Existen organizaciones venezolanas que han respondido de excelente manera, a los desafíos de los constantes cambios que en el contexto tanto local como internacional, lo que demuestra que el líder formal en este país, ha respondido con creatividad e innovación a los retos que el contexto le propone.

En un proceso de cambio organizacional, el rol que debe cumplir el  gerente debe ser el de liderar el cambio mismo, debe convertirse en  un estratega y un efectivo comunicador que inspire e incentive aspectos que abarquen a la organización y la sitúen hacia el éxito. La apertura al cambio de quienes dirigen las organizaciones es un factor trascendente para que los procesos de transformación se fortalezcan debidamente, y esto puede conseguirse con el compromiso del equipo gerencial y de toda la organización en su conjunto.

En consecuencia, los nuevos contextos del ambiente van desistiendo de la idea de las organizaciones tradicionales, rígidas, requiriéndose hoy en día una gerencia más participativa, más plana y con menos niveles jerárquicos, con una mayor aproximación de todos los que la integran, con una participación activa de todo el equipo gerencial en la toma de decisiones y con un predominio muy particular en el talento humano.

En conclusión, las organizaciones tradicionales estaban delineadas para manipular tecnologías basadas en máquinas, con una necesidad primaria de uso estable y eficiente de los recursos físicos, como en la producción masiva. Sin embargo, las nuevas organizaciones se fundamentan en el conocimiento, lo que significa que están diseñadas para manejar ideas e información y donde cada talento humano se convierte en un experto en una o varias tareas conceptuales, cada empleado basado en el conocimiento debe aprender continuamente y ser capaz de identificar y solventar inconvenientes.
El progreso de nuevas tecnologías y la masificación de la  información, ha favorecido cambios precipitados en las estructuras organizacionales, donde se aprecia al talento humano y se trabaja con  un nuevo perfil global para el líder, en el cual, sus vitales particularidades personales deben incluir una mayor capacidad de  adaptación a nuevas capacidades para estimular al talento humano con excelentes condiciones de aprendizaje y comunicación.
Para finalizar, las organizaciones están llamadas a desarrollar al máximo en las personas, las competencias que pueden determinar su lugar en el mundo empresarial.


Referencias

Abreu I. (1998). Líderes  e  imagen  pública  en  Venezuela: elementos para el   
   estudio  del  liderazgo.  Fondo  Editorial  de  Humanidades   y      Educación.   
   Caracas. Venezuela.

Chiavenato (2011). Administración  de   Recursos    Humanos.  McGraw-Hill.
    México.

García (2008) Evolución histórica del factor humano en las organizaciones: de
    recurso  humano  a  capital  intelectual.  Revista   Omnia.   Universidad   del
    Zulia. Venezuela.

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